Sólo para escribir hace falta un silencio
y dos, para escucharse acompañado:
una prórroga contestataria, una venganza muda
la pausa benévola que quizás no hará bien a nadie
y quizá dará vida a un pensamiento correcto
correccional o corregido, co-reinado en dos oídos plácidos de atender
tal vez a otro ruido que dicte un punto y aparte.
Lo he escuchado,
un renglón vacío y musical
sin renuencias, tiempo breve infinitesimal
caudal de posibles palabras
que ni una fue dicha y ahí
en el espacio vacuo de oírse una vez más,
lo fue dicho todo, un punto
una brisa una grafía sin murmullos punto y coma
un aullido en la sordina del condescendiente
y una puerta coma un zaguán coma un túnel coma como un laberinto
aquí no hay rima sólo tiempo de escucharse oír
lo he oído
fue una nada que me puso a hablar
la cesura universal representada en mi oreja una pausa breve
como breve el tiempo de prestarnos la palabra.
¿Cuál le sigue al vocablo tomado tan sólo por el hábito del no dejarse oír?
una sola y las miles que pensaron
la que sea la palabra contigua
siempre y cuando, ahí en la orilla de la otra
huya un silencio para no dejarse hablar.
¿Qué hubo ahí?
¿Cuál habló para no dejarse oír?
Acaso fue la palabra aquél silencio interrumpido no lo sé
pero hubo ahí un momento que no habló
justo igual a aquel madero que cayó y no fue escuchado
porque nadie lo vio caer,
eso dicen muchos y al hablar no escucharon el silencio de su duda
¿a qué suena la duda cuando no se saber oír?
lo pregunto sin cesar en esta ráfaga de tildes cóncavos conciencia de mi habla:
pero oigo un hueco.
quizá la teste de algún calvo inanimado
un sordo eco de palabras inauditas
las que puedo oír adentro de un silencio
si espacio es lo que calla y no es un cuerpo el tiempo en bruto
un tiempo punto
Punto y coma
coma coma
entre
silencios
coma coma
un
espacio
coma punto
Nohaysilencioenlasgrafíassólot
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