enunciación sin templo fijo

viernes, 20 de agosto de 2010

Hoy le robé un cuarto de día al universo

Hoy le robé un cuarto de día al universo
y me siento devastado, fatal.
Espero, irremediablemente, la revancha.
Pero ¿cuándo? ¿cómo? ¿dónde?
El por qué, tácito. Toda trasgresión,
tautológica.
Muchos trasgresores tercos, egoístas,
renuentes ante la tradición, racionalísimos
hasta en sus impulsos más íntimos –
si todavía podemos hablar de intimidad
en un paisaje de confesiones
a través de dispositivos remotos.

Hoy le robé un cuarto de día al universo,
y me siento desajustado, fatal.
Sólo me queda esperar la visita vengativa
de una fuerza sin conciencia;
estoy tranquilo, no es nada personal.

Hoy le arrebaté unas horas a la vida.
Y no es normal. No me importa lo que digan.

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