
El problema de no ser nativohablante del inglés, es que la letra de las canciones de Radiohead nos suenan más a poesía automática que a lo que son: barroquismo culterano del veintecento. Sus versos no fueron dirigidos al espíritu sino el cuerpo, más propensos al estómago que al entendimiento.
Las intentonas de adherirles sentido son vanas: hay quien ve en esta canción, las pianolas de Pietro Crespi, los afeites de Remedios la Bella y las derrotas del coronel Aureliano Buendía. La analogía es absurda pero plausible: Márquez y York si nacidos en 1600 habrían llevado gustosos la etimología de "barroque" a sus últimas consecuencias: un peñasco caprichoso y deforme sobre la costa de Macondo, una piedrita multicolor, fastidio pegajoso entre las paredes del hígado y la melancolía (la alusión a Keating es lejana y también vana).
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