enunciación sin templo fijo

jueves, 7 de abril de 2011

La roca, la popa, la casbah

Hoy nadie sostendría en serio la vieja querella entre el pop y el rock: el pop ganó y de lejos, sólo falta mirar a los metaleros en cuero de miles de dólares, a los emos converse, y a los roqueros trabajando en la bolsa o el mc'd'o'n'a'l'd's.

1982 era el principio del fin: los niños de The clash eran demasiado guapos, demasiado hijosdericos, demasiado cultos para jugar al punk y los bullies londinenses así lo hicieron saber. Hasta que, un día, sus pósters se vendieron como tortillas para niñas en la cola de las, precisamente, tortillas: el pop ganó, empezaba a ganar, para fortuna de todos y todas.

Ayatolla Kloimeni estaba bastante errado: no hay prohibición ni tiranía tan dura como el rock, la roca blanda, popa, y a veces, un poco fofa.

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